A los cuatro años.
- Nene, párate quieto, que te está agarrando fiebre.
A los doce.
- Nene, venga para el hospital, que te vea el Señor Doctor esa tos que me preocupa tanto.
A los veintiuno.
- Nene, al penal de Badajoz, que lo dice el Generalísimo: allí te van a curar de lo de las miraditas que le echas al vecino.
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